domingo, 2 de febrero de 2014

LA DESESPERANZA


LA DESESPERANZA


Cuando nuestros padres formaron una familia lo hicieron con el obvio motivo de compartir la vida con la persona que eligió su corazón, ese amor al inicio de una familia es la gran inspiración para ellos y los hijos que iban llegando y disfrutar con ellos de una vida digna y feliz.


Cuando los años pasan y la familia se consolida en muchos aspectos, es  en esa unión familiar, que vemos, que en ella se van reflejando los valores de identidad, amor e integridad con que llevamos nuestra vida cada día que despertamos para cumplir con nuestras obligaciones de padres y de hijos.


Cada familia busca en su propia forma de visualizar el futuro la forma como van educando a sus hijos para que estos en algún momento puedan seguir este mismo camino, superando todos juntos los obstáculos que se van presentando en el camino

Cuando los hijos ya han crecido, han estudiado y ya trabajan, cada uno va saliendo del hogar paterno para formar su propia familia, en la misma forma que nuestros padres lo hicieron, con amor. Puede parecer que el tiempo no ha cambiado y que las cosas siguen siendo igual y con igual número de oportunidades  como las que ellos tuvieron al inicio de su vida conyugal.

En cada generación la tecnología avanza de tal manera que sentimos la imperiosa necesidad de adaptarnos a ella o sucumbimos, pero, así como hay este avance tecnológico, los seres humanos no avanzamos al mismo ritmo, porque arrastramos desde hace mucho tiempo los prejuicios de las generaciones anteriores y de la forma en que también nuestros padres nos educaron.

Los inconvenientes que se presentan en cada hogar varían según las oportunidades que se tuvieron para seguir adelante con una vida digna y feliz, pero no todo es así, muchos perdieron sus oportunidades o eligieron mal el camino por el cual debían transitar para darle a sus familias la seguridad de un hogar con los ingresos necesarios para que ellos mismos puedan continuar en este proceso de la continuación de la vida.


Los hogares que no tuvieron las mejores oportunidades para salir adelante se estancaron en sus profesiones u oficios y no avanzaron sino solo para la manutención con lo más precario de las cosas, que con el tiempo van viendo que la esperanza que tenían de sobresalir se les ha ido esfumando de sus mentes y de sus manos solo para sobrevivir.

Cuando estas cosas pasan y cuando la esperanza ya se marchó, se le abre la puerta del hogar a la desesperanza, a aquella que nos hace recordar que no te esforzaste lo necesario para poder entregar seguridad a tu familia, porque de alguna manera, hubo egoísmo en tu accionar y solo hiciste lo que a ti te gustaba hacer en tu trabajo o las labores que te permitían mantener a los tuyos, Pero, porque ingresa la desesperanza en nuestras familias, si pensamos que hicimos lo posible por sacarla adelante? muy simple, seguimos los ideales de otros y no los propios y esto te encerró en un mundo en donde todos de  repente te admiraban y con eso eras feliz, pero, te olvidaste de darle a los tuyos las oportunidades y las herramientas que necesitaban para salir adelante por si solos.



La desesperanza nos ataca de mil maneras, cuando pasado el tiempo, no nos sentimos seguros del suelo que pisamos, porque no es nuestro, y entonces esta realidad empieza por moverte el piso, te desorienta y convierte a tu familia en seres que cada uno camina por el hogar con sus propios pensamientos sin permitir darse una solución, porque la desesperanza inundo cada espiritu bueno de una familia.

Este estado que mata en muchos casos la voluntad de las personas, es la tendencia que nos lleva a  hacer referencias negativas sobre todo lo que vivimos, sus causas sus implicancias y sobre todo, las terribles consecuencias para las personas y las familias que tienen un gran temor por todas las cosas que solo las ven con negatividad y que los lleva a un estado de depresión muy peligroso.

Este estado es tan peligroso porque nos coloca en una situación de vulnerabilidad en que los pensamientos negativos extremos tienen la tendencia a hacerse realidad perturbando de por vida la unidad familiar.


Existe en cada persona un resucitador para que cada uno pueda encontrar el camino que perdió y continúe su vida junto con su familia con una nueva motivación. Ese gran resucitador que tenemos y que debemos accionar, es la voluntad, la voluntad para levantarnos, la voluntad para emprender nuevas empresas, la voluntad para dejar el pasado en su lugar, la voluntad para tener una nueva visión en tu vida, la voluntad para tener la iniciativa y emprender la conquista de las metas primigenias, la voluntad para poder ver que en el horizonte se avizora nuevamente el resplandor de la esperanza que trae las oportunidades para poder tomarlas una a una,  hacerlas nuestras y salir adelante positivamente y ser felices, por lo que se va a lograr en familia y estando todos juntos.


En un día como hoy: Hego Arrunátegui Espinoza





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