jueves, 9 de octubre de 2014

LO QUE NOS SEPARA.

LO QUE NOS SEPARA

Vivimos en un mundo que nos da todo lo que necesitamos para vivir, pero no como el que soñamos, en este mundo no todos nacemos con las mismas habilidades ni destrezas, cada quien va desarrollando con el tiempo aquello que lo va a diferenciar de los otros, unos con su esfuerzo heredado por su habilidad y otros desarrollando aún más esas habilidades preparándose para ello en lugares especializados, en donde pueden ir solo los que por herencia material así lo han logrado.



En este mundo también se nos da la oportunidad, a todos, de tener lo que siempre ha sido casi una fantasía, y esta se hace realidad en cada noche en que los sueños nos invaden y  hacen convulsionar nuestro ser dándonos todo que hemos deseado solo en una noche, haciéndonos las personas más felices de todas las que conocemos. Pero al despertar y sentirnos tan alegres y realizados nos damos contra la pared y volvemos a la realidad de todos los días, aquella que nos dice que es hora de salir a trabajar y dedicarnos a lo que es esa habilidad que se nos ha entregado a cada uno de nosotros.


La realidad, esa bendita forma en que llamamos a toda la existencia que vemos cada día nos obliga a realizar todo aquello que nos de sustento para nuestras familias.  Es aquí, que de esta realidad vemos con una mejor visión las distancias que separan a los grupos de personas, familias y sociedades, desde la forma en que vistes, lo que pienses, lo que tienes, lo que has logrado para convertirte en una gran persona que llama a todos sus días según las circunstancias; felicidad, felicidad, de tener adonde llegar, donde alimentarse, donde dormir, sin que nadie pueda atentar contra esa felicidad ganada.



Sin embargo, no todas las personas se levantan de la misma manera ni tienen adonde ir, ni son 



dueños del lugar donde comen ni el de donde duermen, pero, si todos soñamos con lo mismo con ser felices y no sufrir, que es lo que determina que todas las personas no tengan las mismas cosas que las demás, que es todo aquello que nos separa y que nos hace enfrentarnos los unos con los otros, porque los sueños al ser todos iguales nos darían una perfecta vida, pero, no es así, la vida nos separa de mil formas que no nos permite ponernos de acuerdo en las cosas que son comunes para todos, por ejemplo, el agua que tomamos todos los días, nos sustenta por igual a todos, pero no todo lo que comemos es igual, ni todo lo que vestimos tampoco, así como todo lo que deseamos, ni todo lo que pensamos.

Nos separan tantas cosas, que al abordarlas siento una gran decepción al ver que en cada una de ellas existe una gran cuota de egoísmo, un egoísmo que lo hemos sembrado en nosotros mismos, en nuestros hijos, en nuestras familias, en nuestros vecinos, en nuestros semejantes, que ya no alcanzamos a distinguir quién es quién en esta maraña de cosas que nos separan y que por lo cual se nos hace muy

duro encontrar el camino en donde todos los caminos se junten para andar juntos la visión de nación que han tenido los pueblos que nos legaron este país, este territorio y esta Patria que necesita de todos para convertirnos en una nación con un solo norte y con una sola visión del mundo para poder encontrar ese camino de unidad, paz y felicidad, que elimine por siempre todas las cosas y las desigualdades que nos separan desterrando primero el egoísmo de nuestros corazones.


Que no se nos parta el alma nunca, por este sufrimiento que nos separa, de ver todos los días tantas injusticias, personales, nacionales, laborales y globales, y no poder hacer nada, confluyamos todos en una lucha real y consciente que nos lleve a comprendernos, para, que la intolerancia no sea parte de nuestro diario vivir, sino, que en cada batalla que demos por desterrar la desigualdad, gritemos victoriosos todos juntos porque habremos encontrado el camino que nos echará a andar hacia un nuevo amanecer y un nuevo destino.



En un día como hoy: Hego Arrunátegui Espinoza.