miércoles, 27 de mayo de 2020

DE UN DÍA PARA EL OTRO,

            DE UN DÍA PARA EL OTRO

Todos nuestros amaneceres son siempre hermosos y en cada uno de ellos sabemos agradecer por un día más, por la oportunidad que tenemos de dar un paso más en nuestras vidas, pero a veces, no amanecemos llenos con el mismo humor de todos los días, porque recordamos que tenemos una serie de asuntos pendientes que debemos solucionar ese día, por que el anterior no fue suficiente y nos mostramos malhumorados, pero, eso cambia cuando alguien de nuestro entorno nos dice, no reniegues te hace daño.

Una sola palabra nos devuelve al camino de la sensatez y pensamos que no debemos involucrar en ese extremo a las personas que están allí para apoyarnos y celebramos el inicio de un nuevo día, pero, las cosas cambian cuando amanecemos con fiebre, con el cuerpo adolorido y con catarro, allí sí, nos sentimos mal, y acto seguido buscamos al culpable de quien nos contagio esa gripe, y buscamos al responsable de nuestro contagio, y de allí solo esperamos que nos pase un poco y enrumbamos al trabajo, a la Universidad o al Colegio sin ser consciente que puedes contagiar a quienes están a nuestro lado, pero, como nos vemos obligados a ir y cumplir con nuestras obligaciones, no nos preocupamos de 

quien se contagie, así lo hemos hecho siempre y esto se empezó a tornar en una costumbre, una muy mala costumbre.

Aún, no hemos aprendido a ser conscientes del daño que hacemos cuando nos enfermamos, un día estamos bien y 
al siguiente nos enfermamos y por lo general ni en nuestros trabajos, universidades o en el colegio, nadie nos dice, vete a casa y regresa cuando mejores, que le diríamos, no contagies a nadie mas, y así debe ser, pero, en nuestra sociedad, según esto, nos preocupamos más, de no faltar  porque se nos llama la atención, te descuentan, te atrasas, y por lo mismo, vas enfermo.

Pero de un día para el otro, esa simple gripe, como le llamamos a ese malestar, cambia a no sentir casi nada solo un leve dolor de cabeza que no le hacemos caso y que al cabo de varios días se nos agudiza y llegamos a un estado de alerta que algo nos pasa y que no es una simple gripe.

El caso aquí es que nos acostumbramos a no ser conscientes del daño que hacíamos a los demás, y no lo hemos sido hasta ahora en que hemos tenido que esperar a que esta simple gripe, como llamábamos a nuestro malestar, se disemina tanto que ha contagiado a decenas y cientos de personas. Hemos cambiado todos al menos un poco en ser conscientes del peligro del contagio? vemos que no, porque ni siquiera una gran mayoría ha aprendido a seguir instrucciones y a la indicación de que nadie sale de casa, lo seguimos haciendo sin importarnos si enfermamos o enfermamos a otros, muchos nos quedamos en casa, pero, los que salen siguen manteniendo la mortal enfermedad, por  que nunca educamos en como deberíamos comportarnos cuando nos daba una simple gripe.

No es tarde aún para cambiar, estamos empezando a volver aprender y educarnos en que una simple gripe que nos daba solo deberíamos quedarnos en casa y tener atención médica, si faltaste al trabajo o a tus estudios o no fuiste a tu empresa, esto es una inversión en valores para evitar el contagio que debemos asumir todos y que la enfermedad de uno es competencia de todos los que compartimos un espacio, y me quedo en casa por que te respeto y me sensibilizo y por que te estimo y te quiero.
Cambiemos, y cambiemos a los demás, porque ahora es una obligación cuidarnos todos.

En un día como hoy de cuarentena: 27 de mayo del 2020, Hego Arrunátegui Espinoza