Cuando un año se acaba, a veces todos sentimos que hemos perdido algo, algo de nuestra vida, algo de nosotros, pero, no sabemos clarificar que es exactamente, por eso pensamos, que un año se lleva de nosotros algo que nos pertenece y que es tan nuestro, se lleva nuestros deseos mas preciados, se lleva nuestros sueños, como hojas de papel que el viento no regresa jamas.
Por eso para muchos es triste, a veces, dejar un año, porque no pudimos ver hechas realidad todas nuestras ilusiones, aunque falta todavía un poco para que sea así, lo decimos para ir tomando nuestras precauciones y hacer todo para llegar al fin del año, con los logros que nos habíamos propuesto obtener.
Sin embargo nos queda en la mente que el años muchas veces nos queda corto para poder alcanzar lo que tanto deseamos realizar, aún, a pesar de todo el esfuerzo que pongamos a cada tarea que nos proponemos realizar, pero de repente, nos encontramos con diciembre y con el fin de año, como quién dice, empezar de nuevo, para ver si al siguiente podemos continuar con lo que no terminamos el anterior.
El año se acaba con muchas promesas que hicimos para este, en el anterior, pero, las promesas no pueden quedar solo en palabras, porque si nos prometemos realizar algo para poder mejorar y salir adelante, debemos continuar y nunca parar, porque necesitamos aprender que en nuestra vida existe la palabra y en los hechos la perseverancia, que es la que nos mantiene con el espiritu en alto y con la voluntad a prueba de fracasos y con el entusiasmo como prueba de nuestros éxitos.
Por eso, cuando un año se acaba debes mirar hacía atrás para que veas que es lo que dejaste inconcluso o no realizaste, para que puedas reflexionar y enmendar al siguiente, corrigiendo tus errores, lo que dejaste sin resolver.
Que el año acabe, pero que no acaben nunca, tus sueños, tus ilusiones, ni tus promesas por ser cada año mejor.
En un día en el tiempo: Hego Arrunátegui Espinoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario