lunes, 19 de agosto de 2013

APRENDIENDO A VIVIR



                         APRENDIENDO A VIVIR

Los niños son, han sido y serán siempre la alegría en cada hogar, pero también son la alegría de un país que tiene en ellos una eterna primavera y un motivo para seguir luchando para que el progreso y el bienestar les haga sonreír y no tengamos en ellos lágrimas de dolor por lo que no tuvieron y no pueden disfrutar.



En el colegio la experiencia de tener a tantos niños y jóvenes nos han hecho mirar el presente aprendiendo de cada niño lo más hermoso de su inocencia, lo más lo más hermoso de su sonrisa, lo más hermoso de la forma espontánea de preguntar y responder.



Vivir con niños todos los días educándolos y enseñándoles lo que es la vida, es ingresar a ese mundo tan hermosamente divino que uno aprende a querer y a amar diferente a una niñez que tiene tantas ansias de aprender, pero, aprender creciendo y experimentando,  y es ese mundo en que los niños están aprendiendo a vivir a través de sus preguntas, sus alegrías, sus desagrados, sus desacuerdos, sus pequeños enfrentamientos, pero, aprendiendo a vivir.



Aprendiendo a vivir experimentando, equivocándose  rectificándose, para seguir experimentando, y así ellos van aprendiendo  a vivir, conociendo la vida en cada momento de

de cada día.


Dejemos que ellos nos devuelvan con alegría y sonrisas lo que nosotros sus maestros les enseñamos en conocimientos y experiencias, para que puedan vivir aprendiendo en este mundo, que poco a poco, quiere quitarles la sonrisa de sus rostros, sembrando guerras, dolor, hambre y violencia.

No permitamos esto, y dejemos que las sonrisas de los niños en el colegio sean siempre el coro de alabanzas a nuestro Señor, que siempre los escuchará y que nosotros sabremos mantener porque también nos alimentamos de esa alegría que nos dan los niños y las niñas de nuestros colegios.



Gracias niñas, gracias niños, gracias púberes, por hacer de este colegio un palacio de la alegría en donde todos estamos aprendiendo a vivir.



En un día en el tiempo: Hego Arrunátegui Espinoza

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