Un compromiso que lo hemos adquirido desde el núcleo familiar que ha sembrado en
todos los seres humanos normas que nos
han permitido convivir respetándonos mutuamente, pero que de alguna
manera no las hemos puesto en practica sino de acuerdo a veces a nuestra propia conveniencia o de acuerdo a
quien tratamos.
Somos personas dignas de poder
entregar a quienes nos rodean, todas las formas de un buen trato personal,
pero no estamos seguros, solo si no hemos cimentado nuestros principios, cuando algún acontecimiento o hecho
perturbador nos puede sacar de nuestra conducta habitual para entregarnos
a malos propósitos y de
olvidarnos de nuestros principios y
convertirnos de repente en personas que
olvidaron el respeto, su responsabilidad
su honestidad y fundamentalmente su integridad como seres humanos, anteponiendo todo lo material que lo hará feliz
momentáneamente, pero infeliz ante los suyos por haber olvidado que los
principios como bases fundamentales y los valores como cimientos de vida que son los que guían nuestras vidas, fueron quebrantados.
Pero nos preguntamos en que momento los seres humanos dejamos
de lado nuestros valores para
entregarnos a los mas despreciables actos que empañan la vida de las familias, de
las personas que antes fueron honorables. Creemos que los valores empiezan a quebrarse cuando las tentaciones hacia las
cosas malas son de repente mas fuertes que nuestras convicciones de integridad como nos propusimos vivir, o
querer demostrar que somos más listos que los demás. Una mentira pequeña que
pensamos no hace daño a nadie, la sustracción de algo que nadie lo necesita, la intriga que genera
chisme, que puede empezar hasta como una broma, el dinero que nos falta y que lo tomamos como “prestado”, un saludo no dado por que algo nos disgusto, un insulto sin
provocación que no tuvo respuesta, el desprecio hacia los demás por cosas
insignificantes, la envidia, la hipocresía , la soberbia, el orgullo, tomar un
objeto que no es tuyo, la no aceptación de las consecuencias de los actos negativos que uno provoca, que
de repente no significan nada, pero que van
deformando la esencia misma del ser humano que se propuso vivir una vida
digna e integra.
Es así como se van sembrando las semillas del anti
valor, y su crecimiento y aceptación por
otras personas nos va dando indicadores de que las cosas que se hacen de esa
manera son correctas porque nadie se atrevió a objetarlas. Empieza entonces a ir creciendo en todos nosotros un poco de ese mal ejemplo que a veces lo
imitamos para poder obtener lo que esa persona que quebró sus valores obtuvo, y queremos hacer las mismas cosas
olvidándonos que las personas que nos
aman están siempre pendientes de nuestro accionar y sufren con cada mala acción
, que al comienzo pareció solo un atrevimiento, pero que luego se empezó a
hacer una costumbre y después parte de tu vida, y cuando, los tuyos o quienes
te rodean te hacen recapacitar ya es demasiado tarde. Tus valores los
quebraste siendo consciente de lo que hacías,
pero pensaste que nadie se daría cuenta o que nadie te diría nada. A veces no
queremos escuchar a quienes nos dan su
apoyo para corregir nuestros errores o
empezar a revalorarnos que es lo que debemos esforzarnos en hacer, por que
pensamos que ya todo esta perdido, pero no es así, revalorizarse significa volver a vivir, volver a tus raíces, volver
a colocar tus cimientos que son los valores en tu vida con los que deberás
vivir para reencontrarte contigo mismo y entregarte a una vida digna y
ejemplar.
La quiebra de valores empieza
siempre con un “no lo quise hacer”, “las circunstancias me obligaron” pero debe
terminar siempre con “volveré a empezar”
revaloraré mi vida y mi camino será diferente para que el buen ejemplo sea una
huella a seguir por los que aun están en
el camino de los anti valores y viven a su manera una vida “”ejemplar””. Empecemos
por revalorarnos y entender que nuestra
vida no se puede quebrar por que algo nos salio mal por un momento sino que
debemos luchar por mantener nuestros
valores y ser personas integras ante los
ojos de los demás. Reconocer las consecuencias de nuestros actos, es una
demostración de que si podemos cambiar y tener el coraje de asumirlas es dar la
cara a los errores cometidos.
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