LA ENVIDIA DEL NO SER Y EL NO TENER
Es casi difícil comprender el
comportamiento humano cuando este excede los limites de nuestro entendimiento
de lo consciente y normal para pasar al
plano de lo inusual y a preguntarnos
siempre ¿por qué? Porque actuamos de una manera para sobresalir ante los
demás, para que nos adulen, para que nos tomen en consideración o para ir escalando los peldaños que nos
lleven a la cima en donde poder disfrutar el poder, el poder de hacer las cosas
a nuestro antojo y que nuestro actuar sea el único que prevalezca por encima de todas las opiniones sean estas
justas o aduladoras.
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Pero es ese
poder que al desearlo casi todos es el que nos hace perdernos dentro de esa vorágine que es la lucha
incesante por ser nosotros
los mejores y los demás solo el
obstáculo para lograr nuestros fines.
Pero ante quien luchamos sino es ante aquellos que de alguna manera han
ganado el respeto y el reconocimiento de los demás en función de su capacidad y
entrega para lograr un fin a favor de todos los que puedan sentirse
favorecidos. La lucha constante y permanente por lograr el beneficio colectivo
sin anteponer lo individual, esa es la razón
que tienen para vivir aquellos que han aprendido a luchar sin esperar nada a cambio sino el simple hecho
de sentirse satisfecho de haber logrado que otros se sientan realizados en lo que se propusieron y solo ser feliz con el éxito logrado. No hay nada mas allá de este
sentimiento sino el simple deseo de
ayudar para que otros se puedan sentir felices y puedan continuar caminando
hacia el único norte que tiene su vida y
es el de ser mejor cada día.
Esa entrega individual de quienes se han comprometido con el
futuro y el cambio permanente de cada persona
es la causante de que se halla
logrado mantener en cada ser un prestigio y un reconocimiento que a la vista de
todos solo se les puede decir con el pensamiento, gracias, gracias por que
aprendí casi sin darnos cuenta de lo que iba asimilando, hasta que el tiempo
les dio la respuesta al ser ahora lo que
son por que tuvieron un camino y alguien
que los llevo casi de la mano hasta avanzar un poco y luego el resto estuvo de su parte. Es esa
entrega la que se envidia por no
ser ni dar lo que otras personas lo dan
sin esperar nada a cambio, no hay soberbia en esto sino la humildad del que
sabe entregar lo mejor de sí para que
otros puedan ser felices.
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Lo que no entendemos muchos seres humanos es por que se envidia lo que no se es, porque cuando uno lucha y se esfuerza por lograr obtener algo lo consigue si le antepone a su triunfo un esfuerzo una voluntad férrea y una fe inquebrantable en el éxito, si así lo hacemos podemos lograrlo todo, pero si en el camino encontramos personas que solo ponen obstáculos, trabas, generan intrigas y suspicacias, contra quienes desean hacer las cosas bien, entonces nos encontramos con aquellos constructores que levantan la envidia del no ser de lo que otros si pudieron ser sin tener nada mas que envidiar que solo el prestigio que otros ganaron, quizá sin darse cuenta de que lo habían ganado, solo hasta que se dieron cuenta que al no poder ser como el que se envidia, solo queda, desprestigiarlo, desacreditarlo, restarle credibilidad para que solo pueda prevalecer la envidia del no ser y el no tener lo que se envidia, integridad, honor, moral y dignidad.
En un día en el tiempo ya hace mucho: Hego Arrunátegui Espinoza.
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