CASI AL FINAL DEL CAMINO
Los días que pasamos en la tierra desde que vemos la luz de la vida, nos hace recapacitar si todo lo que hacemos o hemos hecho es lo correcto, o si hemos hecho lo necesario para poder tener en nuestra historia personal los cuadros más bellos de nuestro vivir y los cuadros que te han tocado pasar y que no han sido muy agradables.
Cuando vamos creciendo en todo los aspectos, en edad, en madurez y experiencias, vamos tomando de cada situación lo valioso que nos deja cada lección para poder sentirnos con toda la capacidad necesaria para avanzar en nuestro desarrollo personal y profesional y realizarnos en los ideales que acogimos para vivir nuestra vida.
El paso de los años nos va dejando una gran experiencia que nosotros mismos vamos transformado en sabiduría, no porque nosotros lo digamos, sino, que cada situación y actitud que tenemos ante un hecho producido intervenimos con la sapiencia de los años vividos y aportamos eso que alguna vez vivimos y que nos dejo lecciones que ahora ponemos en practica y que ayudan a otras personas para que puedan enfrentar sus propios temores y vencerlos.
Sin embargo esta etapa va pasando cuando los años se siguen acumulando en nuestra vida y los andares se hacen más pesados, ya no tenemos a las personas que antes estaban a nuestro alrededor porque cada una de ellas fue encontrando su propio camino y fue haciendo su vida con los suyos y se fueron alejando de quien fue un referente para ellos.
Cuando estas cosas van ocurriendo y los años se hacen aún más pesados, hace su ingreso en nuestras vidas aquello que nos deja solos y es la soledad. Un momento en nuestro mundo que nos aleja de las personas que más queremos, pero que no nos dejan tan solos, sino, que regresan de vez en cuando o casi nunca.
Haber vivido tanto y rodeado de tantas personas y luego ya no tenerlos nos hace ver que los años se encargan de darles a todos su oportunidad para ser felices y se olvidan de quien los albergó y cobijo bajo su seno alguna vez. Es muy triste ver esta situación en miles de ancianos que son nuestros familiares y amigos, pero, como cada quien ve por su propia familia que ya creció, a veces queda poco tiempo para dedicarles un tiempo a nuestros amados ancianos, madres padres, tíos y amigos.
Ahora llegó el tiempo de decirle a la soledad, que solo es un estado pasajero porque, estaremos al lado de nuestros ancianos, madres, padres, tíos, siempre a su lado sin dejarlos de visitar y hacerlos sentir felices con nuestra presencia, y así, así lo haré porque, ahora se que pasaré por lo mismo y no me gustaría estar solo.
Lo que sentí el día de ayer, hoy lo dejo aquí.Hego Arrunátegui Espinoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario