UN COMO TE SIENTES
Cada día que nos levantamos y luego de la rutina diaria, nos dirigimos a nuestros centros de trabajo, o de estudios, viajamos un trecho y nuestros pensamientos se centran en un solo objetivo, ¿como nos irá hoy? estos pensamientos transitan de un lado al otro, de lo bueno a lo pésimo, y nos desconcertamos, pero entre ellos también se unen los pensamientos equilibrados de como debería ser un día perfecto, y nos llega entonces la tranquilidad y nuestra ansiedad que ya pensaba por hacer estragos en nuestro cuerpo, llama a la calma, y te dices, bueno, este día debería ser así, un buen día, con una buena dosis de alegría y pasión por lo que vas a realizar. Son pensamientos que los tenemos casi todos los días pero que no se convierten en una rutina sino en una preocupación y responsabilidad por lo que tienes que hacer.
Siempre que llegamos a nuestro destino, esperamos que alguien más haya llegado, y por lo general es así, llegas temprano y los demás también lo hacen porque hay un grado ya de responsabilidad en cumplir con nuestras obligaciones siendo puntuales en todo, y esto nos da un bienestar de calma y sosiego, para cumplir con lo que tenemos que hacer.
Nos cruzamos a veces con poca o mucha gente que trabaja o estudia en el mismo lugar, y que nos vemos todos los días de muchos años, y creemos por cierto que esta situación nos da el derecho de decir, hola y punto, eso es todo, te dan la mano y eso es todo, ya no esperas un beso de las damas ni una palmada en el hombro de un amigo o de un compañero o colega. Las cosas hasta allí llegan, parece que ya no hay tiempo, para decirte...como te va...pero un como te sientes, ya nadie lo dice, parece ser que a esta altura de la vida, ya a nadie le interesa el como te sientes, sino, el como me siento yo, para ser feliz quizá, de esta manera.
No recuerdo en que momento perdimos este acercamiento en un centro de labores o de estudio, en donde el nosotros se convirtió en el yo, y recurres a conversar con alguien pero siempre para sacar un provecho de esa conversación y una vez conseguida, nos vemos chau, y allí quedo la cosa. La alegría, el entusiasmo que sentías por llegar, así con este recibimiento o con este encuentro, se nos fue por el aire como una plumilla de ave que se pierde y ya no la vez, pero aún así no te descorazonas y preguntas con quien te encuentras, hola, que tal, como te va, y dime como te sientes hoy, y eso obliga de alguna manera a detenerse un poco para intercambiar algunas palabras pero, nunca te responden el como te sientes, o solamente, bien, muy bien, cuando de repente tienes el corazón destrozado y nadie lo sabe, porque nos encerramos en nuestro mundo interior y ya no confiamos en nadie, el motivo, se lo dices a tu amigo y después se entera todo tu centro laboral, que pasó? el mundo cambió, un estado de ánimo ahora es un asunto publico, por no decir, universal, se convirtió en un chisme y después todo el mundo te mira, como para decirte, ya lo sé.
Preguntar el como te sientes te da la calidad de persona que eres ante los demás, que siempre es necesario preguntarlo, y tu te sientes bien por eso al saber que alguien te puede escuchar con la confianza de que todo queda entre dos personas. Un como te sientes que te da el apoyo moral que necesitabas para sacar de tu mente eso que te atormenta y que no se lo puedes decir a todo el mundo sino a las personas que tu estimas y que sabes que te dirán estoy contigo, cuenta conmigo y lo sellas con un gran abrazo.
Hemos perdido mucho como sociedad, valores que siempre orientaron nuestra vida se rompen a cada instante sin medir consecuencias pero que sin embargo tienen el apoyo de muchas personas que ya no piensan como tu. En que momento perdimos algo tan valioso y lo convertimos en propiedad publica, creo que cada uno de nosotros tenemos que hacer un gran análisis para comprender a esta nueva sociedad que se mueve en función de los malos ejemplos que nos dan, ahora, en nuestros hogares, a veces disfuncionales, y también de los medios de comunicación que colocan todos los días estos temas de la perdida de valores como si hubiéramos perdido una moneda, y la intolerancia que se permite ocupar nuestros espacios para dar paso a los anti valores que quieren permitirse, en, como todos lo hacen y lo dicen, se vuelve como algo aceptado y no debería ser así.
Debe prevalecer en nuestra vida el derecho a sentirte bien, porque es la forma de vivir sanamente, pero no debemos olvidar que preguntar el como te sientes, y decirlo, nos da la capacidad de ser una persona confiable y querida, y con eso, si podemos vivir intensa y apasionadamente.
En un día como hoy de otoño, Hego Arunátegui Espinoza,3 de mayo del 2013.