LO QUE CALLAMOS
Andamos por la vida siguiendo nuestro camino sin darnos cuenta
que estamos rodeados
de tanta gente, que en su propio
cuenta del daño que esto les hace, hasta que al hablar
con terceras personas que observan tus temores y tus
miedos a decir lo que te pasa, ven que algo te ocurre y
que en muchas
oportunidades nos parece que ya es muy tarde
para una solución, y tu vida se convierte en
un infierno de
pesadillas, por no haber confiado en quienes te aman y
estiman y
que siempre tuvieron una palabra de aliento,
pero, que no quisiste agradecer por
el mismo temor de
haber callado tanto que tus miedos son más fuertes que
que el aliento que recibes.
Callamos de una y mil formas desde que somos niños y
pasamos por cada
etapa de nuestro desarrollo con el
silencio de lo que nos ocurre, y sufrimos
silenciosamente por cada cosa que nos sucede que dejamos
que esto consuma día a día
nuestra existencia,
convirtiéndonos luego por acción de instinto en
personas
calladas que solo buscan no salir tan heridos
por todas las cosas que te hacen
daño y que van
minando tu vida, sin poder encontrar una
salida para decir lo
que te está pasando.
Cuando callamos ante una agresión, verbal, física,
psicológica y la
alojamos en nuestro corazón, esto
termina por hacernos duros y no permite que tus
nobles
sentimientos se manifiesten de manera positiva porque,
ya estás hecho al
dolor y la respuesta por callar es
devolver una palmada de aliento o un sentimiento
de
amor en una respuesta agresiva o un acto que causa
dolor a quien desea
ayudarte, causándote un dolor más
fuerte
en tu propio interior.
Callamos ante una decepción, ante una ofensa, ante la
amenaza de un
despido laboral, ante el dolor que te
causa el problema de tu amigo o tu
hermano, callamos
cuando el dolor nos hace llorar, o cuando herimos a
alguien
sin quererlo, cuando te esfuerzas tanto por
hacer las cosas bien y nadie te
dice, que bien, te felicito
lo hiciste excelente, callamos cuando enfermamos,
cuando no podemos emitir una opinión por temor a que
nadie piense como tú,
callamos cuando amas tanto y
callamos tantas cosas en nuestra sociedad que él solo hecho de
levantar tu voz de
protesta ante cualquier situación, solo, obtienes como respuesta una tremenda
represión
por gritar en voz alta lo que piensas. Voltaire dijo, “No
comparto lo
que dices, pero lucharé hasta mi muerte
por tu derecho a decirlo” y ese es el
derecho que
tenemos todos de no callar ante todas las cosas que
nos suceden,
porque el mundo ha estado preparado y lo
sigue estando para escuchar todas las
voces, sean
estas personales o sociales para lidiar con todos
aquellos que
cansados de callar explotan y convierten
su temor en una revolución personal y
social que a
veces nadie puede detener hasta que tu voz es callada
por la
fuerza de los que no quieren cambiar.
Debemos seguir aprendiendo a no callar nada y decir
las cosas que
piensas y sientes, pues de esta manera te
liberarás de tus miedos y liberarás a
tu mundo de la
carga de no decir nada por ser simplemente
condescendientes con
los demás.
Hablemos ahora o perderemos para siempre el sentido
de libertad que tenemos para gozar del albedrío que los
reclamos, protestas y las ideas nos han dado para existir en un mundo que debe
ser más comprensivo.
En un día como hoy, 01 de noviembre del 2015: Hego Arrunátegui
Espinoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario