Todos los días de un año llevan consigo una serie de tareas que nosotros mismos nos hemos obligado a realizar para llevar adelante la vida y andar por los caminos que nos ayudaran a dejar las huellas que necesitamos plasmar sobre la existencia nuestra en este mundo.
Cada día la vida nos entrega experiencias diferentes que planificadamente o no las vamos aprovechando para ir madurando con cada una de ellas. Muchos de estos días se convierten en momentos difíciles de enfrentar porque la vida no nos entrega las cosas como un regalo maravilloso, sino que esta viene con ciertas dificultades que debemos enfrentar con dureza para sentirnos después de esto con la tranquilidad que necesitamos para seguir andando en esas veinticuatro horas de un día que se nos hizo difícil.
Un día del año, solo un día del año necesitamos para poder visualizar en él todo lo ocurrido en trescientos sesenta y cuatro días y aunque parece imposible, si lo hacemos, y recordamos cada uno de ellos desde la fiesta de bienvenida de ese año pasando por todas las semanas y meses del año, pero, a veces recordarlo así de esa manera nos trae una serie de sentimientos que nos sacuden el corazón y mucho más por los dolores del alma, los de las decepciones, las frustraciones, los desamores, los dolores de las partidas sin regreso de quienes amamos y hemos amado, los dolores de las malas interpretaciones y de las malas decisiones, los dolores por el perdón que no hubo, todo este dolor es lo que viene primero en ese único día del año que nos hace sentirnos tristes, muy tristes y muy adoloridos.
Solo necesitamos un día del año para volver a sentir en nuestro corazón lo felices también que hemos sido, los logros que hemos obtenido, el amor que hemos renovado, el amor ganado, los amigos que nos han acompañado y con quienes hemos disfrutado de momentos que serán inolvidables. Todos estos momentos que ahora ya son recuerdos son los que en un solo día del año los vemos pasar por nuestra mente, y nuestros sentimientos se dividen en dos tipos de lágrimas que llenan nuestros ojos , por la felicidad lograda y disfrutada y lo otro, por lo más doloroso, el amor que se fue, que te dejó sin decir palabra, la partida de por siempre de un amigo, de un familiar, todo ese dolor se junta en un solo día del año en que tu pecho tiembla y erupciona porque tanto la felicidad y el dolor serán parte de los recuerdos tristes y alegres que quedaran en nosotros, y que los hemos sentido tan profundamente en un solo día del año.
Se llora por que tenemos aún en nuestro pecho y en nuestra mente la esperanza de que todo lo pasado en los nuevos días irán cerrando poco a poco las heridas y calmando el dolor del alma para volver a ser nosotros mismos con las ganas tremendas de vivir y seguir luchando para tener una vida llena de amor paz y felicidad que llene nuestro espíritu y alegre nuestra alma.
En un día como hoy 31 de diciembre 2015: Hego Arrunátegui Espinoza
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