EL DOLOR MÁS FUERTE QUE EL
DOLOR
El amor en el ser humano es tan grande y fuerte que por el damos todo de
nosotros para que nuestras familias se sientan felices y cómodas del esfuerzo
que significa luchar por obtener algo que nos de esa satisfacción de sentirse
amado. Es tan sublime que las palabras y los detalles para demostrar cuanto amas nunca se agotan,
pues, la creatividad y la originalidad con que demostramos ese amor es
inagotable, impredecible, loco, agradable y superior a nuestras expectativas,
que todo esto nos lleva a un solo camino, que es el de compartir con la persona
que amas, toda tu vida.
Hay amor en esta unión, en todas las cosas que hacemos y que damos, que la lucha por
amar aún más, nos hace esforzarnos y dar todo de nuestra parte para hacer aún
más feliz a quien amas y amarás por siempre. Este es un amor compartido al que nos entregamos con
una pasión que desborda todos nuestros límites, pero que al fin de todo, nos
hace sentirnos los más grandes seres por haber conquistado el amor de aquella
persona que nos abrió su corazón a la vida y a la felicidad infinitas.
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El amor es tan poderoso que al unir a dos personas les entrega la
voluntad para que sea compartida, les entrega la decisión, para avanzar y seguir construyendo, el amor entrega
la plena confianza del uno en el otro, te entrega la absoluta certeza de tu
lealtad y fidelidad, te entrega la capacidad de comprender y convertir el
pensamiento de dos en uno solo, te entrega la felicidad de la vida nueva
que es el fruto de ese gran amor, te
entrega el doble de felicidad cuando los hijos van llenando tu mundo de una
gran pasión por verlos crecer y ser partícipes de cada día en que te entregan
ese amor infinito de hijos.
Ambos se desvelan el uno por el otro, pero, compartiendo todo como uno,
pero, con el pasar de los años, algunas cosas van cambiando, cuando se te van
acabando los detalles, los saludos las despedidas, los reconocimientos, los
obsequios, cuando la pasión pasa a ser solo un recuerdo y las decisiones
compartidas se convierten en ordenes de una parte y la rutina empieza por ir
matando ese amor que empezó con una gran felicidad.
Al llegar a este momento, empiezan los reproches, muchas veces infundados,
carentes de criterio y de amor, solo pides obediencia y que las decisiones que
ahora son solo tuyas se cumplan a cabalidad, porque si hablamos del hombre, nos
enseñaron que él es el jefe de la familia y el que debe mandar, craso error, así
empieza a resquebrajarse la unidad de una familia y de una relación que una de
las partes no comprende esa entrega de la pareja, por sacar adelante un hogar
formado con sincero e infinito amor.
La pareja, es paciente, espera que esto pase cree y confía en su par,
pero es tanta la humillación y la indiferencia a veces, que se soporta todo por
el amor a los hijos y a lo que una vez fue la pasión de un gran amor. Los hijos
crecieron y son testigos de ese maltrato
y no alcanzan a comprenderlo, y no es el caso en que él sea una mala persona,
sino, que ha llevado arraigado durante años el mismo trato visto por el en sus
propios padres y consciente o inconscientemente hace lo mismo. Existe amor en él,
si lo hay, pero lo demuestra a su manera, y una muy mala manera, dando cosas
materiales que a su criterio reemplaza al amor que ya no puede dar en un abrazo
o en un beso.
Hay tanto amor entregado por la compañera que el solo hecho de ver a los
hijos ya crecidos y con una educación, esto, no les abre los ojos de toda la entrega y
toda la pasión que ha puesto en ese hermoso fruto y ese bello don de la vida
que les dio. Pero, aún así, ella ya dejo de ser la persona más importante en el
hogar y se convierte ante los ojos del varón en solo la persona que debe
atenderlo y que debe tener todo listo para que el cumpla con sus obligaciones
de trabajo, mas no con las obligaciones del hogar y el amor que debe entregar a
quien es la mujer más abnegada de esa unión.
Sin embargo en esta vida, todo tiene un límite, el amor entregado que ya
no es correspondido tiene su límite, el hecho de que ya no te tomen en cuenta,
tiene su límite, la falta de comprensión, tiene su límite, el desamor, tiene su
límite, la indiferencia, tiene su límite, la falta de atención a esa labor
encomiable de ella, tiene su límite, y cuando todo llega a este gran límite y
la pareja dice basta y rompe con este esquema y forma de vida, solo le queda
una salida, la del retirarse del hogar, porque aún así, ni siquiera se darán cuenta que ya no está, y cuando quieran
algo y deseen pedirlo, ya no está quien les dio todo con amor y pasión por la
unidad familiar.
Entonces ocurre que el caos y la desesperación se apoderan de ese hogar
que tenía a una hermosa mujer frente a él y que la indiferencia y el encierro
en las cuatro paredes de la casa se convierte en la libertad tan ansiada y en
el deseo de demostrar que puede salir adelante, sola, demostrando todas sus
capacidades entregándose a trabajar sin que nadie sepa donde se encuentra, para
así demostrar al machismo enraizado en esta sociedad y en ese hogar, que ella
es capaz de vivir su propia vida porque ya dio la vida en sus hijos y le asiste
el derecho a ganar su propio lugar en este mundo.
Después de esto, la incomprensión, la indiferencia, las ordenes, las
salidas solo algunos fines de semana o nada, la falta de detalles, el amor
olvidado, el beso de despedida, el abrazo por el amor dado, el agradecimiento
por los hijos, tornan el hogar en un mundo vacío en donde la esperanza de
volverla a ver se hace tan lejana, que recién puedes comprender, no por ti
mismo, sino con ayuda profesional, lo que ha pasado con ese gran amor que
conquistaste para amar toda la vida.
La otra cara de la moneda, en donde se alojaba la soberbia, el orgullo,
la indiferencia, quedaron derrotadas por el amor que se marchó sin ser
correspondido ni siquiera por los hijos, a quienes su mundo dentro de su propio
hogar se convirtió en un infierno, que la comprensión y el amor que renacerá
logrará unir nuevamente, pero, que solo será decisión de ella que verá que las
lágrimas que se vierten por tan querida ausencia demoraran de repente en apagar
el fuego del infierno algún día.
Después de este golpe tan fuerte de la separación, el dolor se convierte en el alimento
del alma, porque se comprendió que todos los errores cometidos fueron tan
reales que recién un corazón se abrió dejando la puerta abierta para que el
amor ingrese de nuevo y pedir perdón un millón de veces hasta que el aliento ya
no de más y ese corazón soberbio vaya cerrando su puerta esperando que su único
amor lo detenga y acepte el perdón y el arrepentimiento que sigue nadando en un
mar de aguas de tantos días que cayeron de unos ojos que no quisieron ver
el verdadero amor y sintiendo por ello, un dolor
más fuerte que el dolor.
En un día como hoy, 01 de noviembre del 2015 Hego Arrunátegui Espinoza.