LO QUE NOS SEPARA
Vivimos en
un mundo que nos da todo lo que necesitamos para vivir, pero no como el que
soñamos, en este mundo no todos nacemos con las mismas habilidades ni
destrezas, cada quien va desarrollando con el tiempo aquello que lo va a
diferenciar de los otros, unos con su esfuerzo heredado por su habilidad y
otros desarrollando aún más esas habilidades preparándose para ello
en lugares especializados, en donde pueden ir solo los que por herencia
material así lo han logrado.
En
este mundo también se nos da la oportunidad, a todos, de tener lo que
siempre ha sido casi una fantasía, y esta se hace realidad en cada noche
en que los sueños nos invaden y hacen convulsionar nuestro
ser dándonos todo que hemos deseado solo en una
noche, haciéndonos las personas más felices de todas las que
conocemos. Pero al despertar y sentirnos tan alegres y
realizados nos damos contra la pared y volvemos a la realidad de todos los
días, aquella que nos dice que es hora de salir a trabajar y dedicarnos a lo
que es esa habilidad que se nos ha entregado a cada uno de nosotros.
La
realidad, esa bendita forma en que llamamos a toda la existencia que vemos cada
día nos obliga a realizar todo aquello que nos de sustento para nuestras
familias. Es aquí, que de esta realidad vemos con una mejor visión las
distancias que separan a los grupos de personas, familias y sociedades, desde
la forma en que vistes, lo que pienses, lo que tienes, lo que has logrado para
convertirte en una gran persona que llama a todos sus
días según las circunstancias; felicidad, felicidad,
de tener adonde llegar, donde alimentarse, donde dormir, sin que nadie
pueda atentar contra esa felicidad ganada.
Sin
embargo, no todas las personas se levantan de la misma manera ni tienen adonde
ir, ni son dueños
del lugar donde comen ni el de donde duermen, pero, si todos soñamos con lo
mismo con ser felices y no sufrir, que es lo que determina que todas las
personas no tengan las mismas cosas que las demás, que es todo aquello que
nos separa y que nos hace enfrentarnos los unos con los otros, porque los
sueños al ser todos iguales nos darían una perfecta vida, pero, no es así,
la vida nos separa de mil formas que no nos permite ponernos de acuerdo en
las cosas que son comunes para todos, por ejemplo, el agua que tomamos todos
los días, nos sustenta por igual a todos, pero no todo lo que comemos es
igual, ni todo lo que vestimos tampoco, así como todo lo que
deseamos, ni todo lo que pensamos.
Nos
separan tantas cosas, que al abordarlas siento una gran decepción al ver que en
cada una de ellas existe una gran cuota de egoísmo,
un egoísmo que lo hemos sembrado en nosotros
mismos, en nuestros hijos, en nuestras familias, en nuestros vecinos,
en nuestros semejantes, que ya no alcanzamos a distinguir quién es quién en
esta maraña de cosas que nos separan y que por lo cual se nos hace muy duro encontrar el
camino en donde todos los caminos se junten para andar juntos la visión
de nación que han tenido los pueblos que nos legaron este país, este
territorio y esta Patria que necesita de todos para convertirnos en una
nación con un solo norte y con una sola visión del mundo para poder encontrar
ese camino de unidad, paz y felicidad, que elimine por siempre todas las cosas
y las desigualdades que nos separan desterrando primero el egoísmo de
nuestros corazones.
Que
no se nos parta el alma nunca, por este sufrimiento que nos separa, de ver
todos los días tantas injusticias, personales, nacionales, laborales y
globales, y no poder hacer nada, confluyamos todos en una lucha real y
consciente que nos lleve a comprendernos, para, que la intolerancia no sea
parte de nuestro diario vivir, sino, que en cada batalla que demos por
desterrar la desigualdad, gritemos victoriosos todos juntos porque
habremos encontrado el camino que nos echará a andar hacia
un nuevo amanecer y un nuevo destino.
En
un día como hoy 09 de octubre del 2014: Hego Arrunátegui Espinoza.
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