viernes, 11 de septiembre de 2015

LA INDOLENCIA HUMANA

LA INDOLENCIA HUMANA



La humanidad somos  todos lo seres humanos que poblamos este planeta que es nuestro hogar y que llamamos Tierra. De el hemos salido ha habitarlo para  ahora después de miles de años demostrarnos que tenemos todas la capacidades para poder tratarnos como iguales ante todos nuestros semejantes en cualquier parte de este mundo.

Hemos desarrollado todas nuestras inteligencias que nos permiten comprender a otro ser humano en todas sus capacidades, en la capacidad de Ser, de Pensar de Sentir y de Actuar, y por todas ellas estamos imbuidos para poder dar de nosotros todo lo mejor de nuestra humanidad y de nuestras capacidades para comprender a un mundo que cada vez se aleja más de su propia humanidad, a pesar del gran avance humanístico y tecnológico que nos permite tener muchas herramientas para poder comunicarnos, compenetrarnos y comprendernos en todas nuestras fortalezas y debilidades.


Durante siglos hemos sido una sociedad humana solidaria con todos los seres humanos que han pasado por una serie de catástrofes naturales o producidas por el hombre, pero, nunca hasta ahora hemos dejado de lado a quien necesita de nosotros para tenderle una mano de ayuda cuando la necesidad y el dolor nos llama. 


Tenemos un sentido de humanidad y de solidaridad que nuestra ayuda a quien la necesita a un nivel de país, se da, pero, otra solidaridad es la que se hace muy personal cuando un ser humano es arrebatado de sus derechos o una calamidad o un problema personal lo afecta de tal manera que al no poder tener los recursos para su solución recurre a la solidaridad de sus semejantes.
El ser humano se ha convertido en estos últimos siglos en un ser mucho más egoísta e individualista, en donde el máximo interés son solo sus obligaciones personales y su gran ego por satisfacer  sus propias necesidades sin importarle lo que ocurra a su alrededor que hiere a muchas personas a las cuales no le s toma ni el más mínimo interés.

El dolor humano se manifiesta en nuestra sociedad de miles de maneras y formas, desastres, muertes accidentales, provocadas, por salud, por venganza, por maltrato, por pobreza, abandono humano, agresiones delicuenciales, enfrentamientos con muertes y secuelas de daños personales. Estos son los mas frecuentes y sobre todo los que merecen de nuestra ayuda y solidaridad, aun cuando se trata de nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros compañeros, nuestros familiares. 


Hace mucho tiempo, ante estas calamidades humanas, nuestro amor a la humanidad nos hacía correr en ayuda de estas personas, pero, ahora, en estos tiempos actuales parece que nuestra humanidad ahora se llama en miles de casos, indiferencia, y sobre todo indolencia humana, aquella que mira el dolor  de los que sufren y no hace nada, miran y pasan de largo, porque mientras no seas tu, no importa, esa es la filosofía de esta época, la tremenda indiferencia al dolor humano, a la injusticia, al que vez tirado y tu mano no lo levanta, al que vez sufriendo por un dolor físico o mental, solo miras y pasas, así sea tu vecino, tu compañero y muchas veces tu amigo o familiar, sencillamente, somos indolentes.


Esta indiferencia e indolencia esta convirtiendo al ser humano en despreciable, porque pudiendo ayudar, preguntar solamente, te sientes bien, estas seguro, te puedo ayudar, no lo hace, sabiendo que la otra persona pide auxilio en silencio, hasta que este se hace permanente y una vida se va. Pasaran por ti no uno sino decenas de estos casos, pero como no eres tu, que importa, pero, llegará el momento en que te toque pedir ayuda y entonces no encontrarás la mano amiga o solidaria aquella que tu negaste a tantos, y entonces el dolor vendrá a ti y la indiferencia de los demás y su terrible indolencia colmaran tu mente y colapsarás sabiendo que nadie te ayudó. Aún así, despertarás en la cama de un hospital o de una clínica con médicos a tu alrededor esperando que despiertes y saber que sigues con vida.

Lo que si sabemos es que aún existe mucha gente que si pregunta, que si te ayuda, que si te apoya, que si te da su mano para levantarte, pero son aquellos que tienen un corazón muy grande que todavía ama a la humanidad y no serán nunca ni indiferentes ni indolentes, ojalá nos encontremos con ellos el día en que los necesitemos y entonces nuestro amor a la humanidad y a nuestros  semejantes volverá y volveremos a vivir.

En un día como hoy, Hego Arrunátegui Espinoza.
11 de septiembre del 2015







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