UN MOMENTO DE VIDA
Un
día más amanece y los rayos del sol se van asomando por el este como trepándose
poco a poco por las cumbres de las montañas hasta bañar con la claridad del
nuevo día las ciudades y los valles, despertándonos hacia este nuevo día
que nos va diciendo que es lo que nos corresponde hacer, casi como un libreto
le dice a un personaje, que debe seguir las pautas sin salirse de él.
Pero, la historia de cada hogar y de cada individuo se forjó en base a lo que consideramos es la esencia que cada ser humano posee en su interior, los sentimientos, y de ellos al que más nos aferramos es el amor, responsable de la unión de dos personas que decidieron unirse para no separarse sino hasta que la muerte lo haga.
Esto es lo maravilloso de la vida, que nos entrega a los brazos de quien nos hemos enamorado con una pasión tan exquisita que todo desaparece a nuestro alrededor, dejándonos que volquemos en un universo de dos personas, la intensidad de un sentimiento que nos hace aferrarnos a la vida, para que esta sea compartida y se nos devuelva por igual en el amor que hemos sembrado en nuestros corazones.
Amamos tanto y con tanta intensidad, que pensamos y creemos con el paso del tiempo que este amor tiene dueño y lo hacemos de nuestra propiedad en una medida extrema, esto ocurre igual en ambos pares, y vivimos así pasando del enamoramiento, la pasión, y la intensidad de nuestro amor a reclamarle a quien amamos. del porque llega tarde, quien la acompaño, quien la llama, y así una serie de situaciones que van convirtiendo ese amor apasionado en una exigencia de cosas que va provocando que ese bello sentimiento se vaya alejando hasta desaparecer, para dar paso a la costumbre, la costumbre de verte, de tenerte, de esperarte, de pedirte, de exigirte, de controlarte, y cuando esto ocurre, nos damos cuenta que el amor se fue y es la costumbre la que se apodera de nuestras vidas.
Cuando
el amor se acaba y no encontramos la forma de transmitirlo a nuestro par,
se empieza a andar por un camino sinuoso, de inseguridad, frustración, de pena,
porque no se encuentra a veces la forma de enfrentarlo o porque uno de los
dos todavía siente amor, y esto hace las cosas más difíciles.
Es acaso que, a esta altura, la costumbre, al desplazar al amor, se ha hecho tan fuerte que solo se convive por la fuerza de ella sin que haya amor, pues este partió para amar con libertad y no ser objeto de propiedad privada alguna, porque se acabaron los detalles, los cumplidos, los cariños, y se fue alejando para encontrar un nuevo camino y una felicidad que se acabó por tanto sufrimiento y desamor.
En qué momento se permitió que la costumbre se apodere de la pasión y la intensidad con la que se ama a una persona a quién le entregaste todo, momentos de amor que fueron muchos, pero momentos de desamor fueron más, cuando se pierde la confianza, cuando te humillan, cuando te mandan, cuando descuidas a la compañera o al compañero en no decirle cuanto la amas, cuando todo se volvió una rutina, aquí es cuando la costumbre se hace más fuerte desplazando al amor. Es muy doloroso, si, lo es, ambos sufren y no encuentran ya una solución, pues, todas las ofensas han sido más fuertes que el amor que los unió.
Llegado este momento, la única solución que se avizora es cuando uno de ellos decide partir, alejarse sin dialogar ni nada, pues todo esto se acabó en su momento, se aleja ella o se aleja el, pero triunfa en ello, la soberbia, el orgullo, la discriminación, la deslealtad, haciendo que en un determinado momento la costumbre, esa bendita costumbre, se haga más fuerte que el amor habiéndoles permitido estar juntos sin que haya más amor en ellos, o en uno de ellos, provocando que uno de los dos se vaya sin decir nada, y lo que se sembró, se secó porque no se regó a diario esa semilla que sembraron para que su amor haya sido más duradero o hasta que la muerte los separe.
El amor duele y duele tanto, cuando dejan de amarte, cuando el dialogo es reemplazado por el silencio o el maltrato, cuando la indiferencia se apodera de tus días y piensas que ya no hay salida, pero, antes que esto pase lo más loable es instalar el dialogo y que este sea permanente, sacarse de sus mentes que ninguno es dueño del otro, hablar el mismo idioma, comprenderse, no entenderse, alimentar el amor todos los días, respetar los espacios de cada uno, tomar las decisiones los dos, y no permitirse la imposición del uno hacia el otro, en una pareja no deben haber secretos sino que la transparencia y la lealtad sean parte de su vida, para que esta les sea dichosa por el resto de sus días, meses, y años, y que la costumbre no se instale jamás en sus corazones para que el amor reine en sus mentes, alma y corazón por siempre.
En un día como hoy: 17 de septiembre del 2023
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