Cuando un año se va vemos como si se tratara de alguien que se va de nuestras vidas, le damos un trato tan personal que decimos de él, que fue excelente , bueno o no, y empezamos ha hablarle como si fuera nuestro confesor o a quien le decimos como nos fue y sobre todo como nos sentimos en nuestro interior después de cada experiencia pasada.
Hablamos del año que se va muchas veces quejándonos de no haber podido concretizar lo que en realidad quisimos hacer y no fue posible, hablamos con él de tal manera que buscamos la forma de resumir los trescientos sesenta y cinco días que tiene, y se nos hace difícil, pues en donde más nos concentramos es en aquellas cosas que no nos resultaron bien y que nos hicieron perder una gran oportunidad, una que duele en el alma, a la que le dedicaste todo tu esfuerzo, pero cuando en esa oportunidad no estas solo sino que depende de otras personas el que tu obtengas aquello por lo que luchas, entonces tu confianza empieza a debilitarte y te vas convirtiendo en una persona que se llena de decepciónes y dejas de luchar por que el poder del que no quiere que avances se interpuso entre tu y ese poder del otro o de los otros que te dijeron, alto, hasta aqui nomás, y entonces ves como tu mundo en ese instante comienza a derramar cada gota de sudor que te costo el esfuerzo desplegado para poder salir airoso de un gran reto planificado.
Ésta fue una oportunidad que se marchó por el camino andado y que se quedó en un recodo, quizá, esperando a otro caminante para irse con él, pero, sabemos que la vida no es sólo una oportunidad, sino que al pasar el tiempo y los meses de ese año que se va iras comprendiendo ya con más experiencia que debes mirar por todos lados para ver por donde viene el ventarrón que se llevó tus oportunidades y quién lo origino. Como se siente uno con eso, pues, terrible, te das cuenta que el año se va y llevándose una oportunidad que te dejó con las ansias de no poder haber triunfado en algo que creíste que si podría lograrse y no fue así, porque alguien se interpuso en tu camino convirtiéndose en obstáculo para tu avance.
Sin embargo, ese año que se va no solo se lleva oportunidades, sino que nos deja grandes bellas y hermosas experiencias donde muchas cosas nos salieron bien y fuimos felices por esos triunfos, pero, siempre quedará el sinsabor de lo no realizado y entonces recapacitamos, nos echamos los malos momentos a la espalda y decimos, no me rendiré tengo una segunda oportunidad que no me la dará nadie, sino que me la daré yo mismo y demostraré que todo es posible cuando recobramos nuestra propia confianza y empezamos por creer más en nosotros mismos, que se vaya este año pero, en este mismo me doy una segunda oportunidad para el siguiente y seguro que con nuestro esfuerzo cumpliremos esa promesa de mejorar para ganar y salir adelante.
Abra siempre gente que no quiere que triunfes, que no quiere verte avanzar, pero ante esto y por encima incluso de los errores que hayas cometido demostrarás lo equivocado que estuvieron aquellos que te pusieron piedras en el camino, y saldrás adelante haciendo un nuevo camino al andar y dejando las huellas que otros no han podido, solo por creerse los dueños del mundo y de las oportunidades que se dan y de las cuales se sienten dueños, sin saber que esto es solo una mera ilusión en su mente de soberbia y poder.
En el día trescientos sesenta y cuatro de un año: Hego Arrunátegui Espinoza