Los seres humanos vivimos de tal forma que todas nuestras actividades nuestras acciones, como es natural, van precedidas de la pasión que le ponemos a nuestro manejo de cada cosa que emprendemos o de la forma como enfrentamos nuestras dificultades y de la misma forma, de como disfrutamos tambien de nuestros éxitos.
Cada acto del que somos protagonistas traen consigo e inmerso en su forma de actuar, un sentimiento que nos permite hacer las cosas con un entusiasmo natural, porque nos gusta lo que hacemos o por el contrario lo que hacemos se hace, porque es una obligación para subsistir, en ambas situaciones y trabajando casi imperceptiblemente, están nuestras emociones, que queramos o no aceptar, siempre nos ponen en un estado en que solemos definir como te sientes o como te encuentras solo con ver tus reacciones y el estado de humor que se mantiene en un momento determinado o por decirlo de otra manera que es la cara, el espejo de nuestras emociones.
La emociones actúan en nosotros de maneras muy similares dado que al ser estas reacciones que todos tenemos ante la pena, la alegría, la ira el enojo, el miedo, muchas veces al no poder controlarlas o manejarlas de alguna manera nos bloquean y de esta forma podemos llegar a una enfermedad que no queremos.
Cuando experimentamos el temor a perder algo o a alguien y vemos en esto que el resultado puede ser negativo, o reaccionamos luchando contra esto, huimos de la situación o sencillamente no hacemos nada, pero, por lo general luchamos o tratamos de hacerlo cuando en muchos casos vemos que ya todo está perdido, esto es lo que las emociones intensas nos provocan, porque en esa lucha de no querer perder ahondas más el problema y con ello matas la esperanza de una solución a un conflicto.
La emociones intensas que nos provocan determinados hechos nos hacen confrontar en muchos casos a nuestros semejantes con ira o enojo y esa situación por ende va a generar una terrible agudización de nuestras propias contradicciones y las volvemos antagónicas a tal extremo que en lugar de encontrar una solución a un problema provocamos enfrentamientos que no nos llevan a nada, sino solo a un distanciamiento definitivo, o a una no solución de un problema.
Todas las emociones intensas nos dañan y nos afectan lo cual se manifiesta físicamente en una tensión muscular, afectación de la presión arterial, problemas en el ritmo respiratorio, sequedad en la boca y a una elevación de nuestra propia temperatura corporal, por lo que necesitamos ante estas situaciones mantener un control de nuestras emociones para evitar un desenlace que puede ser muy negativo o fatal en determinados casos para el provocador o para quien provoca un desenlace así a causa de estas emociones intensas que estamos aprendiendo a manejar o controlar.
A veces es difícil controlar una emoción sobre todo cuando esta sea de ira, enojo, o por separación de un ser querido, y es aquí en donde estas emociones que se hacen intensas y que nadie ni tu mismo sabias que reaccionarias así, son las que por lo general terminan negativamente con un estado personal de bienestar emocional que tenias, y pasas a otro de decepción, desesperanza, odio, enojo, fracaso.
Aprender a enfrentar nuestras emociones, controlarlas y manejarlas para evitar los extremos es una condición que debe obligarnos a reflexionar para estar preparados quizá un poco ante una emoción intensa negativa y dolorosa, es complejo, si, todas las emociones son complejas, y es un gran reto el controlarlas para evitar situaciones adversas y dolorosas.
En un día como hoy, Hego Arrunátegui Espinoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario